Suena el despertador. Carlos se levanta presuroso y busca la ropa, tiene que llegar a la oficina. María, la secretaria de Carlos, se levanta a las 6 para darse una ducha y ponerse linda. Tiene que tomar el colectivo exactamente a las 7:15 para llegar a horario y no perder el presentismo. Marcelo, taxista, calienta el motor de su Peugeot 504 para ir al centro a buscar el mango. Carlos desayuna un café con leche, mira en TN como va a estar el clima y parte hacia su destino, María comparte rapidito un mate con su vieja, que aún en bata y con alguna lagaña en los ojos bosteza y le dice que se apure sino no va a llegar. Marcelo ya está piloteando su máquina en Bernal, camino a la gran metrópolis.
Lo que Carlos, María y Marcelo no saben, es que a las 4 y media de la mañana, Pepe, Marta y Luis se juntaron con un gran grupo de personas que reclaman porque no tienen trabajo muchos de sus vecinos, amigos, familiares y compañeros. Ellos vienen de mucho mas lejos, del conurbano profundo, de los barrios mas lejanos de La Matanza, de Florencio Varela, de barrios donde se patean las calles chapoteando entre algo de barro por la lluvia del día anterior.
Muchos de ellos saben que algunos de sus líderes viven mucho mejor que ellos, incluso algunos hasta tienen lujos, pero los defienden y acompañan porque ellos son los únicos que los escuchan, ¿por conveniencia? tal vez, pero en definitiva están con ellos y conocen sus necesidades. Saben que los políticos aparecen cuando hay elecciones y después desaparecen, regalándoles toda su indiferencia. Los piqueteros ahi van, a buscar dejar de ser invisibles, a que los noticieros, esos que nunca van a contarle a la sociedad que falta agua potable, cloacas, vivienda y comida se llenen la boca de argumentos leguleyos. pero que los muestren, que los hagan hacer conocer su reclamo.
Sí, ellos rompen las pelotas. Y le cortan la calle a Carlos, a María y a Marcelo.
Carlos dirá que la policía debería sacarlos de ahí, María puteará a la virgen por perder el presentismo y Marcelo porque pierde tiempo y pasajeros. Esa es la lectura simple que tienen ellos, porque desconocen la injusticia cotidiana, hasta que les tocan el culo a ellos, es ahi, por ejemplo cuando el gobierno pone retenciones a las exportaciones, que no dudan en salir con la cacerola y felicitar a los dirigentes agropecuarios por cortar la ruta. Es ahí, cuando el gobierno en complicidad con los bancos les arman un corralito, que salen a prender fuego la ciudad, ahi los argumentos de ley y orden se los meten en el culo.
Los piqueteros molestan, y molestan porque se cometen injusticias cotidianamente con los que menos tienen. Ellos son producto de algo que no funciona, ellos son el efecto de una causa, y la causa es un sistema injusto, depredador y obsoleto.
A la noche Carlos, María y Marcelo volverán a su casa donde los espera el televisor, un plato caliente de comida y un techo digno mientras que los piqueteros volverán a su barrio, a seguir viendo como muchos de sus hermanos no tendrán la misma suerte.
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