lunes, 1 de noviembre de 2010

Credibilidad


Intencionalmente, por error, por omisión... de muchas formas se miente o se oculta.

Los medios hoy en día se expresan en defensa de un determinado interés económico y/o político, sin importarles demasiado el valor que tiene su credibilidad.

Cuando se habla de credibilidad no se habla de hipocresía. no tiene nada de malo tomar una determinada posición, de hecho en otros países la sociedad conoce cuales son los medios que responden a una determinada ideología política. pero lo hacen asumiendo esa posición. No se los ve escudarse en clichés tales como "periodismo independiente".

Lo mismo sucede con los partidos políticos. En pos de conseguir espacios de poder o de sostener los que consiguieron, exageran logros, ocultan fallas, operan y tergiversan. Se suele decir que existe autocrítica... pero la mayor autocrítica que se les ve es justamente esa... la de decir "tenemos autocrítica".. pero nunca nos enteramos cual es.

Vemos diariamente a los medios masivos tomar una determinada información y manipularla en beneficio de sus intereses. Sus lectores, oyentes y televidentes, confiados en la palabra de ellos son presos de muchas mentiras que no llegan a decodificar por su costumbre de dejar en manos de éstos medios el desglose de esa información.

El gobierno hizo en estos años algunos anuncios de medidas que nunca llegaron a concretarse, por citar algunos las inversiones chinas, los créditos para comprar heladeras o bicicletas, el soterramiento del ferrocarril Sarmiento o el Hospital de Ituzaingó, que aún no tiene un solo ladrillo colocado.

Los diarios y opositores al unísono hablaron de crisis desde hace 5 años... crisis que nunca fue tal. Hablaron de desocupación alarmante durante la crisis, hablaron de posible quiebre por el uso de reservas y hoy vemos que las reservas son aún mayores que las que habia antes de ser utilizadas. Se dijo que se iba a importar trigo, carne y leche... cosa que nunca sucedió... y tambien se habló del "Censo del Miedo" y no hubo un solo censado que haya sufrido algún tipo de inconveniente... por el contrario, hubo un par de censistas asaltadas.

Hoy parece una moneda de poco valor... pero el año próximo la gente pondrá en la balanza esa credibilidad de unos y otros para decidir el voto. Se pasarán las facturas correspondientes a todos. La credibilidad es fundamental, incluso para asumir un error o para retractarse si es que se dijo algo que no fue cierto.

3 comentarios:

Marie dijo...

Está perfecto q cada uno dé su opinión, el problema es que no la dan como SU opinión, sino como La verdad... Están siempre a la caza de mentes distraídas...
Pero eso está cambiando mucho!

Anónimo dijo...

Me detuve en la parte en donde decís "Sus lectores, oyentes y televidentes, confiados en la palabra de ellos son presos de muchas mentiras que no llegan a decodificar por su costumbre de dejar en manos de éstos medios el desglose de esa información". Si bien la influencia de los medios sobre la opinión pública es notoria, creo que radica especialmente en términos de agenda-setting, es decir, su influencia se basa mucho más en sobre qué temas hablar pero no sobre cómo hablar sobre ellos. La teoría de la aguja hipodérmica, que postulaba que entre el emisor y el receptor no hay ninguna intermediación que impida conseguir los objetivos, ha quedado atrás, principalmente porque deben de tenerse en cuenta otros elementos que se sitúan en el espacio entre el emisor y el receptor (factores sociales, económicos, sociales, psicológicos, etc). Es decir, me cuesta creer que las personas ven la televisión, leen el diario y repiten, que el mensaje se "inyecta" como una aguja en las venas y el receptor lo acepta como única verdad, dejando en suspenso su capacidad crítica.
Ante esto me interesa citar a Hall, quien parte de la idea de que los mensajes no tienen un significado único y lineal, sino que son textos relativamente abiertos, capaces de ser leídos de forma diferente por diferentes personas. Hall también sugirió la idea de que existe una relación entre la situación social de las personas y los significados que pueden generar a partir de un mensaje. Ante este, las personas realizan una especie de negociación, son constructores activos de significados y no receptores pasivos de significados ya construidos.
Frente a esto, Hall postula la teoría de las “lecturas preferentes” que da cuenta de esta "negociación". Plantea tres estrategias de lectura producidas por tres posiciones sociales que la gente puede ocupar en relación a la ideología dominante. Estas son: dominancia, negociada y oposicional. La lectura dominante es la producida por un espectador que coincide y acepta la ideología dominante. La lectura negociada es aquella que realiza un espectador que encaja dentro de la ideología dominante en general, pero que necesita adecuarla localmente para tomar cuenta de su posición social. Esta adecuación puede contener elementos de resistencia que se derivan de "zonas de conflicto" entre la ideología dominante y la experiencia social propia del espectador. Finalmente, existen lecturas producidas por aquellos cuya situación social los ubica en directa oposición con la ideología dominante, estas son las oposicionales.
(sigue)

Anónimo dijo...

Es decir, la gente lee lo que quiere leer. Según su posición social, interpretará los mensajes de los medios de comunicación de diversas maneras: lo aceptará completamente, lo rechazará completamente o aceptará algunas cosas y rechazará otras. Creo que esto es lo que ocurre hoy día en la Argentina. El ultra-k se coloca en posición de lectura oposicional frente a los mensajes de Clarín, La Nación y demás medios opositores, pero frente al discurso de 678 o Tiempo
Argentino, se coloca en posición de dominancia, aceptando el mensaje por completo. Lo mismo, pero al revés, ocurre con aquellos opositores acérrimos al gobierno. En el medio, los que somos llamados "tibios", por aceptar parte del mensaje de
ambos tipos de medios y rechazar otra. Es decir, aquel ferviente antiperonista, aunque sea sometido a un año entero de discurso seissieteochista, no cambiará su forma de pensar. Quien acepta el discurso de Biolcati, lo hace porque acepta la ideología dominante, el hecho de "el campo = Argentina". Acepta esa ideología a como dé lugar, no porque se la dice La Nación, sino porque él mismo cree que es de esa manera. No es el medio el que impone la ideología y la forma de ver el mundo, sino que es uno quien impone la lectura al mensaje al que nos vemos expuestos.
El mensaje, creo yo, ya no puede ser visto como algo autosuficiente que ejerce la misma influencia en todos sus lectores. Al contrario, creo que es un "potencial de sentidos" que pueden ser activados en una cantidad de maneras distintas.

Al releer lo que escribí, noté que me fui por las ramas y terminé diciendo cosas que nada tenían que ver con la nota, pero bueno, me tomó como una hora escribir el mensaje y ahora lo posteo igual.
Besis.